Secuestro y asesinato de Aldo Moro. El magnicidio que conmocionó Europa y aún obsesiona a Italia
Las campanas de la iglesia de Santa Chiara acababan de dar las 9 de la mañana. El pequeño convoy del exprimer ministro había salido de su casa unos minutos antes y se le esperaba en la Cámara de los Diputados, donde debía asistir a una controvertida victoria personal: en pleno apogeo de la Guerra Fría, el mayor Partido Comunista de Occidente iba a apoyar a un gobierno democristiano en una moción de censura, una idea a la que tanto Washington como Moscú se oponían.
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